El cine en Corea del Sur logró los mejores resultados de la última década.
No es una novedad que hubo recaudaciones récord en todo el mundo, iumpulsado en general por los tanques y el cine de franquicias qe ocupó gran parte de las pantallas del planeta gracias a la presión en los campos de la distribución y la exhibición de Hollywood. Pero lo importante del caso coreano consiste en que la cuota de mercado del cine nacional llegó este año al 52%, superior incluso a la de China (alrededor del 50%) cuyas restricciones para el cine de Hollywood son mucho más grandes.
La recaudación total de los cines en Corea del Sur durante 2015 fue de u$ 1440 millones, aunque en realidad, dado que hubo una corrección cambiaria en el país respecto de la mnoneda estadounidense, se ubicó un 5,3% por debajo de la de 2014. Pero si solo se toma el Won (que se depreció un 10% durante el pasado año), la recaudación neta subió un 3%. En total se vendieron 217 millones de entradas, dos millones más que en 2014; pero el mayor crecimiento lo tuvieron las películas coreanas, que vendieron 117 millones de entradas durante el año contra 100 millones vendidos en 2014. Seis films locales se ubicaron en el to ten, entre ellos Veteran y Assasination, dos thrillers, que se ubicaron en el primer y segundo lugar, mientras que el melodrama Ode to my father, estrenado en 2014, logró en 2015 llegar a los 10 millones de tickets. Con todos estos resultados, el cine coreano recuperó la mayor parte de la cuota del mercado cinematográfico local, supremacía que había perdido desde 2013.
El “caso coreano” es especialmente importante para los países no centrales en la producción de cine. A lo largo de tres décadas, desde que se colocaron en lugar un sistema de subsidios estatales y una cuota de mercado con el fin de crear un público para el cine propio, y más desde la restauración democrática de 1987, Corea del Sur desarrolló un cine con tres escalones bien determinados: el espectáculo de gran presupuesto (films como el excelente The Host, de Jong Bong-hoo), films de presupuesto medio, en general melodramas, que apuntan a un público adulto y suelen tener presencia en festivales (por ejemplo los dramas de Lee-Chang Dong o films violentos como OldBot, de Park Chan-wok) y films mucho más experimentales e independientes, también con mucha presencia en festivales, como los del realizador Hong Sang-soo (In another country, aquel film con Isabelle Huppert). El crecimiento de las industrias tecnológicas permitió una expansión del cine -los “tanques” coreanos tienen incluso mejor calidad que los estadounidenses-,y la consolidación de un público.
Fuente: BAE